martes, 19 de julio de 2016

No normalicemos el acoso escolar. No es una opción

Los padres somos los que podemos ayudar a nuestro hijo, mejor que nadie.

Somos los que más lo conocemos y no podemos acomodarnos y pensar que siempre todo va bien, porque no es real.
Observarlo es lo que nos puede decir como se encuentra nuestro hijo. Hay que ver de qué humor llega del colegio, cuales son sus amigos, con quien se pelea o enfada, cambios de humor, una repentina falta de respeto, cambio de comportamiento, empeoramiento en las notas, todo es indicativo de que nuestro pequeño está pasando por algo, quizá sea parte del ciclo natural de su edad y quizá no.

El maltrato en los colegios es, por desgracia, habitual, pero no debemos verlo como tal, sino como un fallo en la educación que hay que cambiar. Un comportamiento que se repite a lo largo del tiempo y busca hacer daño, destruir, contrariar y humillar, no podemos catalogarlo como 'cosa de críos', es un maltrato en toda regla. El maltrato no es solo el daño físico, también es la intimidación psicológica, insulto verbal, rechazo social.  Y siempre repercute en el comportamiento de la víctima, por ello es tan importante la observación.

Los niños que pasan por esta traumática experiencia sufren una gran inseguridad.
Su comportamiento cambia, unos se sienten ansiosos, reaccionan de manera agresiva y desafiante. Otros, sin embargo, sufren en silencio el ataque del agresor.

No cometamos el error de pensar: 'Sí del colegio no llegan quejas, todo está bien'.


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